viernes, 7 de agosto de 2015
La Tortuga boba.
La tortuga boba (Caretta caretta), también conocida como tortugua caguama, cayume, o cabezona, es una especie de tortuga marina que pertenece a la familia Cheloniidae. Habita en el océano Atlántico, Pacífico e Índico, así como el Mediterráneo. Pasa la mayor parte de su vida en hábitats marinos y estuarinos, y la hembra solo sube brevemente a la playa para desovar. Tiene una baja tasa de reproducción; las hembras tienen un promedio de cuatro puestas de huevos y luego pasan por un periodo de quiescencia en el cual no ponen huevos durante dos o tres años. Llega a la madurez sexual entre 17–33 años y tiene una longevidad de 47–67 años.
Las tortugas adultas miden en promedio unos 90 cm de largo y tienen un peso promedio de 135 kg, aunque también se registraron ejemplares más grandes con una longitud de hasta 213 cm y un peso de hasta 545 kg. El color de la piel varía desde amarillo a marrón, y el caparazón es típicamente marrón–rojizo. La diferencia más obvia entre machos y hembras adultos es que los machos tienen colas más gruesas y plastrones más cortas que las hembras. No hay dimorfismo sexual entre hembras y machos juveniles.
Es omnívoro, alimentándose principalmente de invertebrados que viven en el lecho marino. Sus mandíbulas son grandes y poderosas y sirven como una herramienta eficaz para el desmantelamiento de sus presas. Las tortugas neonatas tienen numerosos depredadores y los huevos son especialmente vulnerables a depredadores y organismos terrestres. Una vez que alcancen la edad adulta, su gran tamaño limita la depredación a los grandes animales marinos, como los tiburones.
Es considerada una especies en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Aparejos de pesca no-atendidos son responsables de muchas muertes entre las tortugas marinas, incluyendo C. caretta. También pueden asfixiarse cuando son atrapados en redes de arrastre. Para reducir la mortalidad, se implementaron dispositivos excluidores de tortugas marinas, proporcionando una vía de escape para las tortugas. La pérdida de playas de desove adecuadas y la introducción de depredadores exóticos también afectan las poblaciones de C. caretta. Los esfuerzos de conservación requieren la cooperación internacional, ya que estas tortugas vagan por vastas áreas y porque las playas de desove críticas para su reproducción se encuentran dispersos en varios países.
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